El balance oficial de víctimas por el paso del ciclón Chido en el archipiélago del Índico de Mayotte avanza lentamente y ya son 20 los fallecidos.
El balance oficial de víctimas por el paso del ciclón Chido en el archipiélago del Índico de Mayotte avanza lentamente y ya son 20 los fallecidos, una cuenta aún lejos de las primeras estimaciones, que han advertido de al menos “varios cientos de muertos”.
La nueva cifra de muertes fue divulgada por la radio pública FranceInfo, que tuvo acceso a un documento interno del Ministerio del Interior.
Debido al elevado grado de destrucción e incomunicación en las islas, las autoridades están teniendo serias dificultades para hacer un conteo fiable de víctimas mortales en este territorio francés de ultramar.
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El sábado, el día en el que el ciclón Chido pasó dejando rachas de viento de hasta 220 kilómetros por hora, se anunciaron dos muertes; el domingo 14, y este lunes 20, unos números que, según las autoridades en el terreno, están muy alejados de la realidad.
El propio ministro del Interior en funciones de Francia, Bruno Retailleau, alertó que harán falta “días y días” hasta poder hacer un balance de víctimas y pidió evitar dar estimaciones.
Las únicas oficiales conocidas fueron las aportadas el domingo por el prefecto (delegado del Gobierno) en Mayotte, François-Xavier Bieuville, quien, en una entrevista, había advertido de que podrían haber “varios cientos de muertos”, e incluso “millares” debido a la destrucción de los grandes barrios de chabolas del territorio.
El prefecto también aportó otro dato que puede entorpecer la contabilidad de víctimas: la mayor parte de los 320.000 habitantes de las islas son de credo musulmán, por lo que, según su tradición, las personas tienen que ser enterradas en 24 horas tras su deceso.
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También obstaculiza el hecho de que cerca de la mitad de la población del archipiélago no esté regularizada en el territorio (en su mayoría son inmigrantes indocumentados procedentes de las vecinas islas de Comoras).
Las islas fueron arrasadas por las rachas de viento de hasta 220 kilómetros por la hora y las fuertes lluvias, que dejaron, según las pocas imágenes disponibles y testimonios de habitantes, escenas apocalípticas.
No hay agua potable, ni electricidad, ni red de telecomunicaciones en la mayor parte del archipiélago, donde empieza a escasear la comida. Las carreteras están cortadas y el aeropuerto internacional cerrado para los vuelos comerciales.
Las autoridades temen la propagación de enfermedades como el cólera por el colapso de los sistemas de alcantarillado y un recrudecimiento de los pillajes en el departamento francés más precario, pues cerca del 80 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza.
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Un primer avión llegó el domingo al aeropuerto de la capital Mamoudzou con ayuda y para servir de centro de organización logística y canalizar la ayuda que llegará en sucesivos vuelos, procedentes inicialmente del archipiélago de la Reunión, en el Índico.
Unos 800 policías y bomberos llegarán también próximamente para participar en las tareas de rescate, seguridad (se han denunciado saqueos a supermercados) y ayuda sanitaria y logística, anunció el Ministerio del Interior.
La primera tarea será reparar la torre de control del aeropuerto y permitir la reapertura total de las instalaciones para la llegada de aviones civiles.
El presidente francés, Emmanuel Macron, presidirá esta tarde la primera reunión de una célula de crisis en París.
EFE