En el corazón de las tinieblas de la violencia guerrillera, en el departamento de Cauca, un grupo de 120 guerrilleros y miembros de la comunidad indígena Nasa culminó el proceso de capacitación en agricultura como parte de su adaptación a la vida civil.
Es la metáfora del proceso de paz: pasar del verde militar de los uniformes de camuflaje de la guerrilla al negro de las togas y los birretes con los que se vistieron estos excombatientes para celebrar el fin de su formación.
La llegada al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Los Monos, en donde se encuentran algunos excombatientes tras firmar la paz, la anuncian los murales con frases y el rostro del Che Guevara.
La coordinadora del grupo territorial Cauca de la Agencia para la Reincoporación y Normalización (ARN), Ángela Medina, cree que la clave para el futuro de estos proyectos pasa por conseguir que las instituciones “acompañen” las iniciativas.
En declaraciones a Efe, la consejera política de la embajada francesa, Pauline Younes Moreno, señaló que los procesos de capacitación son la base para alcanzar una paz “estable y duradera”, aunque cree que todavía es muy temprano para poder hablar de la exportación de los productos.
Una de las iniciativas que mejor representa la unión entre indígenas y exguerrilleros es “Hilando la paz”, que pretende recuperar la manera y los materiales tradicionales de tejer de las comunidades asentadas en esta zona del suroeste colombiano.
“El peligro es máximo para nosotros. Antes no sabían quiénes éramos, pero ahora nos tienen acá. A cualquier hora nos pueden matar”, comentó Chocué, quien agregó que abandonar su fusil fue como dejar a su madre o a su padre porque “era lo que nos salvaba la vida”.Efe