Darío Gómez aseguró que tras el suceso pensó en suicidarse en varias oportunidades y que un tío lo amenazó de muerte.
En la noche de este martes, 26 de julio, la Clínica Las Américas de Medellín confirmó el fallecimiento del cantante Darío Gómez, más conocido como ‘El Rey del Despecho’, después de que fuera ingresado “en estado de inconsciencia luego de haber sufrido un colapso súbito en su hogar”.
Una de las principales historias que marcó la vida del compositor colombiano fue cuando por error mató a su papá, tal y como él lo explicó en diferentes oportunidades.
De acuerdo con Darío, su papá fue víctima de un “maleficio” que le ocasionó tener la idea de matar a su madre y a sus hijos en varias oportunidades y lo convirtió en una persona diferente, pues empezó a maltratar a la mujer.
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“Ese maltrato duró prácticamente año y medio.Nos quedábamos anonadados porque él era el mejor papá del mundo. Veía como alucinaciones”, relató Darío durante una entrevista con el programa Se dice de mí.
El hecho fatídico ocurrió un día de 1975 alrededor de las 8:00 de la noche, cuando, según dijo Gómez, su padre llegó a la casa con la intención de asesinar a su esposa, pues le propinó cinco “planazos” y un “puño”, dejándola tirada en el suelo y derramando sangre.
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Algunos minutos después, el hombre ingresó al hogar con una escopeta con la que estaba dispuesto a dispararle a la mujer, lo que finalmente generó la reacción del artista que intentó defender a su madre y que terminó con la tragedia que marcaría su vida para siempre.
“Salí corriendo con la escopeta para botarla a la huerta. No sabía que estaba montada, apreté la uña, que llaman, sin saber que ya estaba con el gatillo arriba. Se fue el tiro y maté a mi papá. Él se desangró de inmediato”, dijo el compositor.
Tras el suceso, el ‘Rey del despecho‘ aseguró que pensó suicidarse en varias oportunidades y que, incluso, uno de sus tíos lo amenazó de muerte. Sin embargo, logró superar la muerte de su progenitor gracias a las palabras que en diferentes oportunidades le decía su madre, quien le recalcaba que tenía que tener la conciencia tranquila porque no había hecho nada malo.
