Los gobernantes a veces priorizan llamar la atención, las discusiones y polémicas innecesarias, la relevancia a ganar popularidad.
Los mandatarios por lo general después de su elección continúan en campaña política, creen equivocadamente que es la forma correcta de conservar el apoyo, promover sus agendas y asegurar la reelección en el futuro.
Está bien mantener la condición empática de nuestros líderes, esa que los hace cercanos a la gente; pero seguir auspiciando fisuras con oponentes, sentirse superiores al imperio de la ley y promover un interminable show de abrazos y más promesas, toman distancia de cumplirle a las necesidades y preocupaciones de la población.
Las campañas terminan y vale la pena seguir conectados con los ciudadanos, ahora, ellos no quieren ver más señales desesperadas por llamar la atención, les molestan las acciones extremas o controvertidas para generar titulares, el uso excesivo de redes sociales y el cambio constante de posturas o mensajes.
Los gobernantes a veces priorizan llamar la atención, las discusiones y polémicas innecesarias, la relevancia a ganar popularidad; se distraen y descuidan la notoria falta de transparencia, la corruptela, el incumplimiento de promesas electorales, el enfoque en beneficios personales y la falta de empatía con los ciudadanos, entre los que están las mayorías, los que no votaron por el hoy gobernante.
El matrimonio político es frágil, la percepción negativa surge cuando no actúan en beneficio de la sociedad que representan, hemos perdido la cuenta de las decepciones: cuentas sin pagar, deudas de campaña, promesas incumplidas, “nos dejaron en visto”, pero ese hoy ya no es el problema, siempre hay chance para reinventarse y seguir.
Lo más simpático es que algunos mandatarios,“siguen en campaña” y sus equipos también, comenzaron una nueva, “la de ellos”, los oponentes por su parte retraídos, quieren hacer la suya pero no tienen con que, y así se la pasan todos: creen que los electores no se dan cuenta.
Parece que les encanta buscar problemas, encontrarlos, hacen diagnósticos falsos y aplican enmiendas equivocadas: les motiva el fervor y el entusiasmo de las campañas.
Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político