Por Freddy Serrano Díaz
Estratega Político
Un jefe es una persona con autoridad impuesta para dirigir y dar órdenes a sus subordinados, se preocupa mucho por su equipo y suele ponerlo en primer lugar pues del apoyo depende el resultado, es ésta una definición que el presidente de los colombianos y su hoy antagonista Francisco Barbosa deberían tener en cuenta.
Vuelve y juega, la legalidad versus la legitimidad, Petro quiere adueñarse de las decisiones absolutas en las ramas del poder público sin tener la autoridad y ahora el fiscal encontró una oportunidad para armar un show, todo en medio de un torbellino que los verdaderos jefes, los votantes, esperamos se resuelva cuando el mandatario se dedique a gobernar y el acusador nos muestre resultados sobre el clan del golfo y el hijo del presidente.
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¿Quien manda a quien?, es simple repito, manda el pueblo, sin monarquías, sin reyezuelos, sin ego, vanidad o canutillo, a nosotros ni nos gusta que con los recursos públicos se pague escoltas para mascotas o que un mandatario esté a todo momento metiéndose en asuntos de otros países, amedrentando legisladores y jueces, recordando la falta de cálculo matemático en campaña o que no escuche a nadie.
No se trata del que más grite o insulte al adversario, ni el cambio de Petro cambia nada, ni el jardín de palacio está listo para Bell y Laica, mucho menos queremos un jefe de estado que nos salude con un: “ajua”.
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Desde ya toman vigencia la mano amiga de Vargas Lleras, el Bukele colombiano que no le llega ni a Moreno de Caro, el olfato de Roy para posiblemente buscar otro rumbo y lo que tienen por decir seis expresidente vivos que saben cómo piensan las mayorías.
En tan pintoresco panorama estamos nosotros, los jefes, una jefatura representada en pueblo no en ideologías; el hambre, el desempleo, la inseguridad, la pobreza, la desnutrición y la lucha aparente contra corrupción, jamás volverán a ser de izquierda o de derecha, la final del día son más de lo mismo.