Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político
Hay quienes hoy en Colombia añoran al Petro candidato, ese que con facilidad movía las masas para salir a protestar, el que tenía todas las soluciones, el que lideraba debates en el Congreso, ese que no dependía de acuerdos políticos para opinar.
No cabe duda, como suele suceder cuando una vida se está en la orilla contraria y después soy gobierno, entiendo que no es fácil, ahora soy el estamento, ostento poder y debo liderar causas para todos, hayan o no votado por mi.
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El nuestro es un país de 52 millones de personas, un poco más de 11 millones votaron por Petro, es decir algo así como el 22 %, más de 10 millones votaron por Rodolfo, es decir 20 %, mientras 30 millones no votaron por que no pueden o no quieren, es decir el 58 % finalmente son mayoría pero no deciden.
Así las cosas, 2 de cada cinco colombianos deciden la suerte del país y hacen de todo un problema, mientras los otros 3 que son la mayoría, tienen la solución pero ni dicen nada, ni opinan, ni salen a votar; y todavía nos preguntamos: ¿por qué estamos como estamos?.
Hoy hay tantos Petristas como Rodolfistas arrepentidos, hay un país inconforme que es mayoría, hay un poder que entendió cuan difícil es no poder, hay una cantidad de cosas por hacer y que solo puede consensuar el Congreso cuyo compromiso debe ir más allá de las deudas de campaña de cada uno de los legisladores en ejercicio.
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Tenemos un país desorientado por las pujas entre dos minorías extremas que quieren tener la razón a la fuerza, una sociedad que reclama la autoridad que se gana con ejemplo de crianza más allá del poder que otorga el voto de las mayorías.
El reto no es sencillo y seguramente han de ser muchos los aciertos del gobierno, tantos como los tropiezos, el asunto es que se pueda y que responda a las diferencias entre unos y otros.