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El radiotelescopio más grande del mundo comenzó este sábado a operar oficialmente después de tres años de pruebas en la provincia suroriental china de Guizhou, informó la prensa oficial; el conocido oficialmente como Radiotelescopio de Apertura Esférica de Quinientos Metros (FAST) tiene un diámetro de medio kilómetro, que forma un disco parabólico tan grande como 30 campos de fútbol, y es uno de los principales orgullos tecnológicos del programa científico chino.
Según un representante de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR, principal órgano de planificación económica de China), el rendimiento del FAST es “líder mundial” y paulatinamente se abrirá su acceso para astrónomos de todo el planeta; el ingeniero jefe del telescopio, Jiang Peng, aseguró que en los próximos dos o tres años se conseguirán “varios grandes descubrimientos científicos” gracias al FAST.
Desde que comenzó sus pruebas, el ingenio ha descubierto un total de 102 púlsares (astros de neutrones que rotan a gran velocidad y emiten haces periódicos de radiación electromagnética), cifra que, según la agencia estatal Xinhua, es superior a la encontrada por los equipos investigadores en Europa y Estados Unidos en el mismo período.
El FAST es 2,5 veces más sensible que el segundo telescopio más grande del mundo, y según Li Kejia, científico de la Universidad de Pekín, permitirá explorar hasta cuatro veces más porciones del espacio que los actuales radiotelescopios más potentes.
Propuesto hace más de veinte años por astrónomos chinos, fue completado en septiembre de 2016 y su coste asciende a 1.200 millones de yuanes (173 millones de dólares, 156 millones de euros).
No obstante, su construcción implicó que unos 7.000 habitantes de la zona donde se sitúa tuvieran que ser reubicados en otra ciudad a unos diez kilómetros de distancia para “garantizar el rendimiento” del telescopio; el objetivo declarado de este aparato es buscar el origen y la evolución del universo, mediante la aplicación de moléculas interestelares. EFE