Chile decide bajo tensión social si reemplaza la Constitución de Pinochet

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Los chilenos votarán el domingo en un plebiscito si escriben o no una nueva Constitución que reemplace al texto vigente originado durante la dictadura de Augusto Pinochet, en momentos en que hay una gran presión social tras una ola de descontento y protestas que comenzó a fines del año pasado.

Las bajas pensiones, las deficiencias de la salud y la educación pública y la desigualdad provocaron el año pasado un “estallido social” en uno de los países más estables de América Latina, el que fue canalizado hacia un referendo constitucional a través de un amplio acuerdo político promovido por el gobierno de centroderecha del presidente Sebastián Piñera.

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El referendo debió realizarse en abril, pero la irrupción del coronavirus, que desató una severa crisis económica y elevó el desempleo en Chile a máximos históricos, obligó a aplazarlo; la pandemia y sus efectos son otra variable en un proceso que durará más de un año, que coincidirá con los esfuerzos de recuperación económica y la campaña para la elección presidencial en 2021.

Sin embargo, lo que podría desencadenar tiene un fuerte componente simbólico pues es visto como un cierre definitivo a la Constitución de 1980, redactada a puertas cerradas durante el régimen de Pinochet.

“Hay una primera expectativa, la minimalista, que es la de relegitimar las reglas del juego a través de un nuevo pacto político y social, donde todos sintamos que el producto de este proceso tiene nuestras huellas dactilares, no de un solo sector”, dijo a Reuters el académico y analista político Cristóbal Bellolio, partidario de redactar un nuevo texto.

Pero por otro lado, señala, una serie de expectativas “maximalistas” -como considerar que una nueva Constitución resolvería asuntos más bien del orden de las políticas públicas como pensiones o educación- puede desatar frustración y choques con quienes consideran que el texto debe obedecer exclusivamente a la voz de quienes salieron a la calle a protestar.

“Me da la sensación que hay mucha gente que está pensando en la Constitución como un programa de gobierno”, plantea Bellolio, cuando justamente se trata de alejarse de la política contingente.

El expresidente socialista Ricardo Lagos (2000-2006), que promovió la más amplia reforma al texto de 1980, alertó en una reciente entrevista con Reuters sobre crear expectativas demasiado altas en torno a una nueva Constitución, aunque destacó el valor de un acto que renueve la confianza de los ciudadanos en la política y las instituciones.

A muchos chilenos este referendo les rememora el plebiscito de 1988 que derrotó a la dictadura militar.