Ante los ataques cibernéticos “no hay país que se salve” y tampoco importa el idioma, según coincidieron varios expertos durante el XXXII Congreso Latinoamericano de Seguridad Bancaria (Celaes 2017), que concluyó en la capital ecuatoriana.
El ruso Dimitry Bestuzhev, director de Investigación y Análisis de Kaspersky Lab en América Latina, comentó, por ejemplo, que los criminales cibernéticos “adquieren la información de todos los resquicios posibles, sin importar el idioma en el que se comunican”.
Por ello, dijo que el primer gran paso para encarar este problema es intentar estudiar a los criminales cibernéticos, tratar de conocer sus motivaciones y técnicas para poder combatirlos.
Bestuzhev aconsejó aplicar, de forma indispensable, el llamado “threat intelligence” o la “inteligencia bajo amenaza”, una técnica que, según dijo, ayuda a las organizaciones a entender el riesgo y descubrir a los posibles responsables de las amenazas.
Asimismo, el especialista ruso lamentó que en América Latina haya pocos especialistas que trabajan con entidades financieras, a través de consultorías externas e internacionales, lo que permitiría a las corporaciones combatir de mejor forma este tipo de amenazas.
El ecuatoriano Diego Beltrán, asesor legal en temas de seguridad cibernética, precisó en su intervención que, ante los rápidos cambios tecnológicos, la gente no se da cuenta de la incidencia que tiene la tecnología en su vida, de la cantidad de información y datos que emite y la huella digital que deja en el ciberespacio.
“El internet que tanto hemos llegado amar y a necesitar es cada vez más un espacio de riesgo para nuestra seguridad”, dijo Beltrán, y aseguró que “no hay país que se salve. No hay país que no sea emisor y receptor de ataques cibernéticos”, apuntó, reporta Efe.
Por ello, dijo que uno de los principales desafíos es “crear una cultura del riesgo” para entender y abordar responsablemente las amenazas cibernéticas que tienen sus causas y efectos en el mundo real.
Explicó que el 53 % de los ataques cibernéticos son provocados por empleados o exempleados de las entidades y grandes industrias amenazadas.