La enfermedad arterial oclusiva periférica (EAOP), al igual que la enfermedad arterial coronaria y la enfermedad cerebrovascular, se producen como consecuencia de la aterosclerosis en curso, un trastorno vascular común y progresivo con un alto riesgo de producir complicaciones cardiovasculares y ocasionar la muerte. La importancia de estas enfermedades es cada vez mayor, en parte debido al aumento de casos y a los elevados costos de su tratamiento.
Las cifras de mortalidad relacionadas con la EAOP son elevadas. Y tanto es así que incluso superan al cáncer de mama, cuya mortalidad a los 5 años se estima que es del 15% y similar a la del cáncer de colon y recto de 38%, o linfoma no Hodgkin de 48%, frente al 44% en EAOP.
La EAOP tiene gran incidencia en hábitos como el tabaquismo, o a la diabetes a la que pueden asociarse hasta el 70% de las amputaciones que se realizan anualmente. Para evitar los desenlaces fatales de la enfermedad, es fundamental diagnosticarla lo antes posible e iniciar un tratamiento médico adecuado, pues a hoy se realiza una amputación cada 20 segundos en algún lugar del mundo.
“Estamos ante una enfermedad que poco se conoce, mundialmente se clasifica como una enfermedad subdiagnosticada, subestimada y subtratada, por ello las complicaciones en la mayoría de los casos, se dan cuando los pacientes llegan en estados muy avanzados y nosotros tenemos que hacer lo que se denomina rescate de miembros. Esta enfermedad viene en crecimiento por el aumento de la población diabética y el tabaquismo”, afirmó el Dr. Guillermo Garelli, presidente de la Asociación Argentina de Cirugía Vascular y Angiología.
A medida que la EAOP progresa, aparece la isquemia crónica o crítica, cuyos síntomas son severos y su mortalidad alta llegando a ser del 80% a 15 años en pacientes que claudican, o inclusive del 100% en las formas más críticas de isquemia. La Isquemia Crónica que amenaza las extremidades produce un dolor muy intenso, incluso en reposo, y también úlceras cutáneas crónicas, de tal manera que la calidad de vida se ve afectada hasta tal punto que, en algunos casos, es necesario amputar las piernas por afectación del tejido graso, los músculos o el hueso.
El Dr. Jhon Jairo Berrio, presidente de la Asociación Colombiana de Cirugía Vascular y Angiología señala: “Siempre es posible evitar una amputación mayor; especialmente si controlamos los factores de riesgo, contamos con medicamentos de calidad y garantizamos que el acceso a los servicios de salud sea oportuno”.
El tratamiento de la EAOP ha avanzado a un ritmo vertiginoso. Tanto es así que hoy es posible intervenir al paciente con procedimientos conocidos como cirugía endovascular, que resultan menos invasivos y tienen resultados muy positivos a corto y medio plazo. Sin embargo, a pesar de ello, en nuestro medio, el número de amputaciones no disminuye y, por el contrario, crece.
A pesar de los avances en las intervenciones quirúrgicas y endovasculares, hay muchos pacientes que tienen escasas posibilidades de revascularización, que no son elegibles para la misma o en quienes este procedimiento no resuelve la EAOP. En ellos, el tratamiento farmacológico resulta determinante, debido a que brinda una oportunidad para preservar la extremidad y mejorar la calidad de vida del paciente.
El Dr. Héctor Vásquez Ledesma, director ejecutivo de la Fundación Jaasiel Colombia, afirma: “La experiencia que hemos vivido con los pacientes que requieren manejo con medicamentos, ha sido bastante compleja, principalmente por las demoras en autorizaciones, en aplicaciones o pacientes que salen de hospitalización sin recibir el medicamento. En ocasiones el médico se ve en la necesidad de amputar al paciente por la falta de un tratamiento oportuno”
“Es importante aclarar que, dependiendo del estadio clínico de la enfermedad, se requerirán diferentes tratamientos. Por ello, es fundamental poder diagnosticar la enfermedad a tiempo a fin de evitar la llegada de los momentos amenazantes, los cuales son los más severos de la enfermedad, siendo en ellos donde se presenta en mayor medida el dolor isquémico”, puntualiza el Dr. Berrio.