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La Conmebol se reunió este martes con los dirigentes de River Plate, de Flamengo y de países como Brasil, Argentina y Chile para decidir donde se va a jugar la final de la Copa Libertadores de este año.
La final, que en un principio se iba a jugar en Santiago de Chile, debido a la crisis presentada en las últimas semanas se tomó la decisión de buscar otra sede que pueda garantizar el buen espectáculo y la seguridad de los jugadores y todos los hinchas que asistan al estadio.
En la asamblea surgieron en primer lugar los nombres de Lima, Perú y Asunción, Paraguay, para albergar la tan esperada final, que va a ser la primera vez que se juegue a único partido en un estadio neutral.
Otras ciudades mencionadas fueron Bogotá y Barranquilla, pero a causa de las condiciones climáticas, fueron descartadas.
Fuentes argentinas informaron que el club River Plate solicitó que la final se jugara en la ciudad de Medellín, petición que sería bien aceptada por los directivos de la Conmebol y el Flamengo.
La fecha para la final también cambiaría, teniendo en cuenta que en un principio era el 23 de noviembre, pero por temas operativos se disputaría el 30 de noviembre.
