Como si desafiara las leyes de la física, el hombre dirige el balón lentamente hacia la canasta en un truco que al principio no tiene explicación y dejando sorprendido a un espectador.
Sin embargo al cambiar el ángulo de la grabación se puede evidenciar que el hombre está utilizando un chorro de aire de un soplador de hojas y mucha paciencia para conducir el esférico hacia la canasta.