Este lunes se cumplieron ocho años de la muerte de Diego Felipe Becerra, el joven grafitero que fue asesinado por un policía momentos después de pintar un grafiti en un puente de la Avenida Boyacá, en el norte de Bogotá.
Liliana Lizarazo y Gustavo Trejos, padres de ‘trípido (como era reconocido el joven grafitero), solo quieren que se cumpla la ley y que la institución reconozca la culpabilidad y pida perdón por el asesinato ocurrido el 19 de agosto de 2011.
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