La Corporación Financiera Internacional (IFC, por su sigla en inglés), entidad adscrita al Banco Mundial (BM), aprobó un préstamo por 15 millones de dólares a la compañía colombiana Reforestadora del Sinú para desarrollar un proyecto de siembra de eucaliptos en la región del Urabá.
La IFC detalló en un comunicado que este préstamo es el primero que otorga para el desarrollo de plantaciones en Colombia y contribuirá a impulsar “el empleo y el desarrollo” de la región del Urabá, que está ubicada entre los departamentos de Antioquia, Chocó y Córdoba.
Para ello, la Reforestadora del Sinú, especializada en plantaciones de rápido crecimiento, estableció 5.500 hectáreas en plantaciones y ha dispuesto de cerca de 1.100 hectáreas de corredores biológicos y áreas de conservación.
“El desarrollo del sector rural y forestal en Colombia es fundamental para el futuro y el bienestar del país”, afirmó el gerente encargado de la IFC para la región andina, Juan Gonzalo Flores.
El funcionario agregó que la iniciativa “demuestra el compromiso” de la entidad para apoyar el “desarrollo sostenible de Colombia” con esta compañía, que busca ser la primera del país en exportar fibra para el mercado de celulosa y papel de Asia y Europa.
La Reforestadora del Sinú aspira a llegar a 10.500 hectáreas plantadas en 2021, que “serán la base para la exportación de 250.000 toneladas de astillas anualmente y continuar en forma sostenida en el tiempo al ser un recurso renovable y amigable con el medioambiente”, agregó la información.
En la última década, la IFC ha invertido más de 1.500 millones de dólares en “proyectos forestales sostenibles”, entre los que hay producción de papel, cartón y madera, así como procesamiento de celulosa.
Desde 1956, la IFC ha destinado más de 8.000 millones de dólares en Colombia en estrategias que buscan apoyar a actores del sector privado que impulsen el desarrollo del mercado de capitales en el país, así como en iniciativas que aumenten el acceso al financiamiento a las empresas, informa Efe.
El año pasado, la corporación financió proyectos por más de 23.000 millones de dólares en “países en desarrollo” al aprovechar “el poder del sector privado para terminar con la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida”.