Un testigo del Gobierno de EE.UU. en el juicio por narcotráfico contra Joaquín “El Chapo” Guzmán relató el nivel de vida de su antiguo jefe, que con el “boom de la cocaína” en la década de 1990 lo llevó a tener cuatro jets, casas en cada playa de México, ranchos en cada estado y su propio zoológico.
Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “el Gordo” o “el Tololoche”, testificó por segundo día, una sesión ante el tribunal de Nueva York en al que explicó que su entonces jefe le regaló un reloj Rólex con diamantes y durante los noventa le pagó un millón de dólares de salario.
En un solo mes, agregó, le llegó a ordenar comprar más de 50 coches, Buick, Thundirbird y Cougar, para regalar a sus trabajadores, quienes podían escoger el modelo.
Aseguró, a preguntas de la fiscalía que intenta probar con su testimonio que el Chapo era el jefe del cartel de Sinaloa, que en la década de los noventa el negocio del narcotráfico estaba “muy bien” y que Guzmán Loera se benefició del “boom de la coca”, y que empleó parte del dinero en pagar sobornos para poder mantener su negocio.
Afirmó además que su entonces jefe recibía uno o dos camiones mensuales que venían desde EE.UU. con el dinero producto de la venta de la droga, y que posteriormente envió sus jets a recoger ese dinero en Tijuana, que era llevado a Ciudad México y depositado en cuentas de bancos, tras sobornar a empleados, parte del cual lo invirtió en propiedades.
También aseguró que en uno de sus ranchos en Guadalajara, con piscina y cancha de tenis, tenía un zoológico con tigres, leones, panteras y venados, y un tren para recorrerlo, así como un yate, “el Chapito”, en su propiedad en Cancún y “4 ó 5 mujeres”.
Aseguró que Guzmán Loera tenía guardaespaldas armados todo el tiempo con rifles AK-47, AR-15, M-16, granadas y gases lacrimógenos.Efe