Se trata de dos pequeños nacidos en Sudáfrica, que viven en calidad de refugiados en Toronto, Canadá y al conocer la nieve parecían no creerlo, por supuesto sus reacciones le dan la vuelta al mundo.
Ellos, junto a otros dos hermanos y su mamá, vivirán allí en Canadá con una familia por un año hasta que sean autosostenibles, sin duda, estos pequeños van a tener tiempo de sobra para que vean caer una y otra vez copos de nieve.