Casi 62 años de vida le han valido a Sergio Fajardo para ser matemático, profesor, deportista y periodista; ahora aspira a ser el antídoto a la polarización política que vive Colombia y convertirse en el próximo presidente del país.
Fajardo, nacido en Medellín en 1956, aplica su formación de base, las matemáticas, a su pasión tardía, la política, y asegura tener la fórmula para gobernar el país: “Coherencia + Consistencia = Confianza”.
Como candidato de la centrista Coalición Colombia, expone sus propuestas con las maneras de un profesor apasionado por su materia; en su caso, priorizar la educación, luchar contra la corrupción y mantener el acuerdo de paz firmado con la antigua guerrilla de las Farc.
Por ello se presenta como una alternativa a la polarización política que enciende el país en esta contienda electoral, en la que las encuestas pronostican que el uribista Iván Duque y el izquierdista Gustavo Petro sean los más votados el 27 de mayo y pasen a la segunda vuelta el 17 de junio.
Sin embargo, esta equidistancia le ha valido la mala fama de tibio y de tener propuestas poco concretas, algo que se refleja en las encuestas, que lo sitúan en tercer lugar con alrededor del 15 % de las intenciones de voto.
Sergio Fajardo, que suele vestir siempre de jeans y nunca lleva corbata, asegura que está alejado de la política tradicional, ya que empezó su carrera en las instituciones públicas a los 43 años, después de media vida dedicada a la docencia y a la academia.
Antes de entrar en la arena pública fue profesor y director de investigación en centros de renombre como la Universidad de Los Andes, la Universidad Nacional de Colombia o la Universidad de Wisconsin Madison en Estados Unidos.
Dio los primeros pasos en política al integrar la Comisión Facilitadora de Paz de Antioquia, su departamento de origen.
Según ha contado, esa posición lo llevó a sentarse tanto con guerrilleros del ELN como con paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), lo que le acostumbró a escuchar opiniones encontradas y buscar los puntos en común.
En 2003 fue elegido alcalde de Medellín con 208.541 votos, la votación más alta para el cargo hasta la fecha.
Para completar su diversa trayectoria, fue subdirector del periódico El Colombiano y columnista en varios medios del país.
Fajardo presume de ser un forastero en la política tradicional pero de tener a la vez experiencia en la administración, ya que también fue gobernador de Antioquia entre 2012 y 2015.
De hecho, su gestión, caracterizada por las reformas de infraestructura y la disminución de la violencia en la agitada Medellín, le valió varios reconocimientos, entre los cuales destaca el de “Personaje de América Latina 2007” por el Financial Times.
Sin embargo, también tiene detractores que le echan en cara algunos errores en sus planes urbanísticos.
En un país donde ser de centro es un deporte cada vez más arriesgado, Fajardo ha encajado críticas de ambas orillas ideológicas: desde la izquierda lo consideran demasiado templado en sus políticas, mientras que desde la derecha le critican haberse asociado con la Alianza Verde y el Polo Democrático, partidos más izquierdistas para formar la Coalición Colombia.
El candidato rehuye las vociferaciones y prefiere como buen profesor los argumentos; también como buen ciclista ejercita la constancia para subir las cuestas y la sangre fría para descender las bajadas.
La bicicleta es una de sus principales aficiones, aunque alguna vez le ha jugado una mala pasada como cuando se fracturó la cadera mientras era compañero en las presidenciales de 2010 de Antanas Mockus, del partido Alianza Verde, lo que le hizo llegar con un bastón a las elecciones en las que ocuparon el segundo lugar.
Llegar al podio pero no en primer lugar, esa parece ser la condena de este hombre de trayectoria variopinta y dedicación vocacional a la política, que sin embargo no ha logrado erigirse como el candidato de la reconciliación por la muletilla de descafeinado que no pudo sacarse de encima.
Como compañera en la candidatura escogió a la senadora del partido Alianza Verde Claudia López, informa Efe.
Será el próximo domingo cuando se demuestre si Fajardo, esta vez sin bastón y con más canas, consiga resquebrajar esa imagen y acercarse a convertirse en el primer profesor en ser presidente de Colombia.