El papa Francisco se dio su primer baño de multitudes en Colombia en el recorrido de 15 kilómetros entre el aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, y la Nunciatura Apostólica, donde pernoctará las cuatro noches que esté en el país.
Nada más emprender el recorrido, Francisco saludó sonriente desde el papamóvil a los policías y demás miembros de los cuerpos de seguridad que estaban en la pista.
El vehículo blanco, precedido por decenas de policías en motocicletas, tomó luego la Avenida el Dorado, que comunica al aeropuerto con el centro de la ciudad, donde miles de personas lo saludaban con gritos, banderas y pañuelos blancos, y los más entusiastas corrían algunos metros detrás de la caravana para no perderse el momento.
En el comienzo del recorrido el obispo de Roma, siempre de pie, estuvo acompañado en el papamóvil por miembros del cuerpo de su seguridad y el cardenal Rubén Salazar, el nuncio apostólico Ettore Balestrero.
Francisco, siempre sonriente, no se cansó de saludar a la multitud y por momentos el recorrido se transformó en un maratón de fieles que trataban de seguir el paso de la caravana a pie o en bicicleta.
Solo los primeros metros del recorrido no tuvieron público porque luego el papamóvil pareció navegar en medio de la muchedumbre que no cesó de agitar pañuelos blancos, banderas de Colombia, del Vaticano, de Argentina, de Italia, de Venezuela o de Perú.
Hubo momentos difíciles porque la gente alcanzó a quedar muy cerca de la caravana, lo que hizo que esta tuviera que aminorar la velocidad.
En un momento del recorrido Francisco pidió cambiar del carril central de la avenida al de la derecha para estar más cerca de la gente que, en general, tuvo un comportamiento ejemplar porque pese a la multitud no hubo accidentes.
El momento más dramático del recorrido ocurrió cuando el gentío desbordado ocupó todo el ancho de la vía a la altura de la Universidad Nacional, lo que obligó al caravana a detenerse por algunos minutos.
La multitud empezó a corear entonces “Francisco, Francisco”, y a cantar himnos religiosos, mientras que los más afortunados alcanzaron a tocarlo, a entregarle flores o a acercarle imágenes para que se las bendijera.
Luego de unos minutos de lenta marcha, la caravana pudo seguir avanzando en medio de gritos como “Francisco, bienvenido a Colombia“, informa Efe.
Según estimativos de las autoridades, el recorrido estuvo acompañado por al menos unas 900.000 personas que se apostaron entre Catam y la sede de la Nunciatura Apostólica, lugar donde un grupo de jóvenes lo recibió con danzas folclóricas.