La deserción escolar es una realidad que nos golpea en América Latina. Un promedio de 50% de jóvenes no termina el bachillerato. Es una realidad que requiere atención para brindar oportunidades a los y las jóvenes, que les permitan continuar sus estudios y adquirir las habilidades para estar mejor preparados para su inserción económica.
Para la ONU, es esencial mejorar la situación de los jóvenes en diferentes aspectos como educación, empleo, hambre y pobreza, salud, delincuencia juvenil, entre otras, y es a través de la adopción de medidas nacionales y la prestación de apoyo internacional, que busca hacer una diferencia. Por esta razón, se celebra cada 12 de agosto, el Día Internacional de la Juventud, en el cual, se busca aumentar la cantidad y la calidad de las oportunidades que tengan los jóvenes de participar de manera plena, efectiva y constructiva en la vida de la sociedad.
Sandra Arias Sánchez y Wendy Díaz Castellanos, dos jóvenes que nacieron en hogares humildes del interior de Colombia, abandonaron la escuela cuando todavía eran adolescentes, pues tuvieron que dedicarse de tiempo completo al cuidado de sus bebés y les fue imposible terminar el último año de sus respectivos bachilleratos.
Gracias a la alianza de Microsoft Filantropía con CDI y su partner local en Colombia, la Fundación 180 Grados, Sandra y Wendy recibieron una oportunidad para continuar con su aprendizaje, aprender Alfabetización Digital, programación e incluso finalizar sus estudios.
“Cuando descubrí los cursos de capacitación, mi hijita tenía apenas 5 meses y pensé que me iba a resultar imposible seguir estudiando. La fundación no solamente me dio esta oportunidad, también me consiguió la beca y un empleo en la alcaldía del municipio”, comenta Wendy, de 20 años y con una hija de dos; que gracias al curso que recibió de Microsoft YouthSpark, ahora tiene el objetivo de terminar una carrera profesional.
Microsoft YouthSpark tiene como objetivo desarrollar en los jóvenes las habilidades digitales, empoderando a las jóvenes a lograr su inserción económica a través del empleo, o al estimular las capacidades de emprendimiento.
Y una transformación es justo lo que experimentó Sandra Arias, de 21 años y madre de 2 niñas, a quien los cursos de Alfabetización Digital le generaron un gran entusiasmo. “En el colegio nos enseñaban lo básico, encender el computador, crear cartas en Word, diapositivas en PowerPoint, eso era todo. Los cursos de la fundación son de otro nivel, mucho más avanzados, y las evaluaciones son súper exigentes”, comenta Sandra para quien fue muy valioso aprender a manejar las herramientas digitales con mayor profundidad, para afrontar su curso de técnico laboral.