El biólogo mexicano Édgar Mauricio Hoyos calificó al tiburón blanco como una criatura casi perfecta a la cual hay que cuidar antes que temer, al presentar su libro “El gran tiburón blanco, protector de los océanos”.
En un céntrico museo de la Ciudad de México, Hoyos se refirió a los detalles de su obra que detalla las características del formidable animal marino, a quien la mayoría asocia como un criminal, pero ni siquiera incluye a los humanos en su menú y cuando los ha atacado ha sido por confusión.
“Cuando veamos un tiburón blanco no debemos vernos en las puertas del infierno, se trata de una de las criaturas más perfectas de todo el mundo”, dijo el investigador que ha estudiado al gran pez durante 14 años en la Isla de Guadalupe, a unos 355 kilómetros de Baja California, tal vez el lugar donde mejor se puede observar al depredador.
En su libro de 119 páginas el científico explica de manera directa las características del tiburón, un ser que existe en la tierra antes que los dinosaurios y que cada año entre agosto y febrero visita la Isla Guadalupe.
Con un lenguaje directo alejado de la erudición de su grado científico, Hoyos reconoce al tiburón blanco como un depredador tope pero que solo se alimenta de peces, lobos marinos y ballenas muertas y como consecuencia mantiene un equilibrio en las poblaciones de sus presas al comer animales heridos, viejos o enfermos.
La novelista Ángeles Mastretta dijo en la presentación del libro que el tiburón blanco es mudo pero tiene mucho que decir y reconoció estar sorprendida por las maravillas del animal del cual desconocía detalles desvelados en la obra de Hoyos.