La Organización Mundial de la Salud (OMS) está distribuyendo medicinas a casi un millón de niños en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria, en un intento de evitar hasta diez mil muertes por malaria, una enfermedad que está haciendo estragos en el país.
Según los datos con los que cuenta la agencia sanitaria de la ONU, unas 8.000 personas se infectan y siete fallecen cada semana a causa del paludismo.
“Estos son los datos registrados, pero sabemos que es una subestimación y que el número real de personas que se contagian y que mueren es unas siete veces mayor”, afirmó en rueda de prensa Pedro Alonso, director del Programa de Malaria de la OMS.
De hecho, los casos de malaria representan el 50 por ciento de las atenciones médicas y el 50 por ciento de las muertes registradas en el estado de Borno.
Pero el problema principal es que el país africano está entrando en la estación de las lluvias, cuando las aguas estancadas se acumulan y se multiplica el mosquito que transmite el parásito causante de la malaria.
Según Alonso, durante la estación de las lluvias, los casos y las muertes se pueden multiplicar hasta por 20, de ahí que la estimación es que se podrían producir hasta 10.000 muertes, reseña Efe.
Para evitarlo, durante todo el año, la OMS ha implementado un plan cuya primera fase acaba de concluir y que pasa por administrar antipalúdicos a 1,1 millón de niños de entre tres meses y 5 años durante varios meses, sin tener en cuenta si han contraído o no la enfermedad.