Más de 3.000 personas, la mayoría vestidas de blanco y exigiendo justicia, se congregaron para darle el último adiós a Sofía Delgado Zúñiga.
Más de 3.000 personas, la mayoría vestidas de blanco y exigiendo justicia, se congregaron en la localidad de Candelaria, para darle el último adiós a Sofía Delgado Zúñiga, de 12 años, asesinada el pasado 29 de septiembre por un hombre que reconoció el feminicidio.
Los habitantes del caserío Villagorgona, cercano a Candelaria, en el Valle del Cauca, comenzaron a vivir las horas más dolorosas desde la noche del viernes cuando el féretro blanco con el cuerpo de Sofía fue llevado hasta el polideportivo La Aldea para los servicios fúnebres.
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“Justicia, justicia para Sofía” fue el clamor de la gente que se agolpaba para acompañar a Lady Zúñiga y a Cristian Delgado, padres de la menor.
Brayan Campo, de 32 años, que luego de ser detenido como principal sospechoso, confesó a las autoridades el lugar en el que enterró el cuerpo de la niña luego de asesinarla en la veterinaria donde trabajaba y en la que vendía alimentos para diferentes animales.
Sofía Delgado salió de su vivienda, en Villagorgona, el 29 de septiembre a comprar champú para su mascota. La niña nunca regresó a su hogar y desde ese día comenzó una exhaustiva búsqueda en la que unieron fuerzas las autoridades, la familia, amigos y conocidos, e incluso espontáneos.
Feminicida con antecedentes
El cuerpo de la menor fue hallado el jueves y los restos trasladados al Instituto Nacional de Medicina Legal para conocer más detalles sobre este atroz crimen que tiene conmocionado al país.
Campo, que ya tenía otra acusación por violación sexual de otra menor, reconoció el viernes ante un juez que asesinó a la niña el mismo día en que la raptó, el 29 de septiembre, y que luego llevó el cuerpo envuelto en bolsas de comida para mascotas a un cañaduzal en donde intentó incinerarlo.
“La peor parte de esta tragedia la llevó la niña”, dijo uno de los espontáneos antes de que el cuerpo de Sofía fuera llevado al cementerio de Villagorgona, todo en medio de una multitud de personas que se apretujaban para darle el último adiós a la niña que salió de su vivienda y no pudo regresar.
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“Que todo el peso de la ley caiga sobre él porque no pude seguir pasando lo que le pasó a mi niña”, dijo la madre de Sofía en medio de su dolor.
El confeso asesino está en una estación de Policía en donde recibe protección de las autoridades que temen que la gente intente lincharlo.
El día en que las autoridades encontraron el cuerpo de la menor, un grupo de personas intentó quemar la vivienda de Campo.
Mientras Sofía era sepultada, las autoridades buscan a otras dos niñas, de 10 y 12 años, que están desaparecidas desde hace varios días en Antioquia.
A propósito de la violencia contra los niños, la Procuraduría ha informado que entre enero y agosto de este año 375 niños han sido asesinados en el país suramericano.
EFE