El cambio prometido está en duda, es más al ya casi cumplirse la mitad del mandato de este gobierno, parece no existir.
Al pensar en el hecho de un gobierno de izquierda en el poder no todo es malo, pues el país entero e incluso el mundo, están evidenciando que solo se trataba de discursos vacíos, mentiras, bloqueo de vías, destrucción de infraestructura, derroche y mala administración.
Con la oportunidad histórica que la izquierda tuvo en 2022 de gobernar en Colombia y demostrar que sus propuestas en sectores como crecimiento económico, seguridad, infraestructura, niñez, mejoramiento de calidad de vida iban a solucionar todos los problemas y nos convertiríamos en potencia mundial de la vida, lo único que hasta ahora va quedando es la farsa histórica donde todos los indicadores van empeorando.
Pero lo positivo del hecho es que Colombia misma se está dando cuenta de la mentira que emanó por tantos años de discursos y nada más que discursos, porque a la hora de poner en práctica toda esa retórica es claro que la realidad es bastante más diferente y que las cosas no pasan solo con dar órdenes por Twitter o frente a un micrófono para que el público aplauda.
Otro aspecto es la evidencia por el afán en destruir lo que funciona solo porque el sector privado participa y genera rentabilidad. Al parecer solo se está de acuerdo en generar ganancias si estas son captadas en su totalidad por el gobierno para financiar en lo que sí ha demostrado que es buena la izquierda en Colombia, gastar y derrochar en lujos y extravagancias mientras el pueblo excluido y marginado por el que llegaron a luchar sigue sufriendo y aún con más intensidad.
Es por ello que el cambio prometido está en duda, es más al ya casi cumplirse la mitad del mandato de este gobierno, parece no existir esperanza de cambio y transformación y en un sentido real de las cosas cambio sí se está dando, pero para mal.
Según reporta el ministerio de defensa en el índice de terrorismo contra infraestructura se aumentó la voladura de oleoductos en un 85%, en cuanto a cultivos ilícitos disminuyó la erradicación manual de cultivos de coca, mientras en 2022 se erradicaron 68.893 en 2023 fueron solo 20.323 es decir una variación porcentual de -71%. En cuanto a las masacres que fueron usadas como bandera política de campaña, el gobierno no ha logrado detenerlas o disminuirlas, reporta el Ministerio de Defensa un aumento del 8% al comparar los casos ocurridos en 2022 y 2023. Aumentaron también los casos de secuestro en un 56%, 163 casos reportados en 2022 y 254 durante 2023. También aumentó la extorsión un 5% y la invasión y usurpación de tierras un 1%.
El sector salud es otro sector ampliamente sensible para la población, el cual el gobierno del cambio está empeñado en desestabilizar dedicándose a señalar y demandar a los actores del sistema y no enfocando esfuerzos en resolver problemas como el desabastecimiento de medicamentos que por ejemplo tiene al país con medicamentos para tratar VIH pediátrico desabastecidos, o después de 18 meses de gobierno tiene sin director en propiedad a una de las entidades más importantes para la salud como lo es el INVIMA, generando la imposibilidad de resolver un grave problema de retraso en la aprobación de registros sanitarios para la entrada al país de medicamentos esenciales para la salud y vida de los pacientes.
Por último las demoras inexplicables en la ejecución presupuestal es quizás la evidencia más concreta de la incapacidad de gobernar, dirigir y administrar el país, pues buena parte de 2023 desde el Congreso de la República, organismos de control y gremios se hicieron constantes llamados al gobierno nacional para que ejecutara el presupuesto y echara andar los programas y proyectos en beneficio del país sumado a que para 2024 el gobierno contara con un presupuesto histórico que asciende a 502.6 billones de pesos.
Por todo lo anterior y ante la apertura oficial, por parte del Presidente de la República, de la carrera presidencial para 2026, hecho que evidencia su real preocupación la cual parece ser perpetuar su proyecto político y organizar y unificar la coalición de partidos que lo llevó al poder, coalición que dicho sea de paso está fragmentada y disuelta tal como lo han reconocido públicamente sus dirigentes, espero que Colombia no le vuelva a creer a quienes mucho prometen y hablan pero nada hacen y cumplen.
Por Víctor Manuel Salcedo Representante a la Cámara.