Más allá de polarización y ausencia de propuestas, queda claro, la sociedad latinoamericana tiene una enorme ira generalizada, quiere líderes diferentes.
Atrevido, imponente, desafiante y provocador, así es Javier Milei el recientemente elegido presidente de Argentina, ese cuya elección refleja una profunda insatisfacción de la sociedad con el sistema.
Más allá de polarización y ausencia de propuestas, queda claro, la sociedad latinoamericana tiene una enorme ira generalizada, quiere líderes diferentes, directos y con postura.
Las nuevas victorias, las de hoy, ya no se basan en propuestas, ni en afinidades ideológicas, incluso faltan a la estética y se construyen en torno a deseos de transformación y consecuencia con posición, una vez más se ratifica: “la política es placer para convencidos y los que cuentan son los indecisos”.
El que está en capacidad de entender la desesperación de la gente y el anhelo de nuevos horizontes será el ungido popularmente. Milei supo capitalizar la tristeza del pueblo, con un discurso simple y sencillo, ahora en gobierno necesita la Ley, esa que sus oponentes le ayudarán o no a construir.
De ahí que cualquiera necesite del oponente para gobernar, el derrotado nunca estará destruido, Milei ahora tiene la tarea de traducir sus promesas en acciones y, el desafío para todos, todos es todos, se basa en entender los cambios significativos de la política latinoamericana.
Un elector más insatisfecho, exigente, preparado y astuto, menos inclinado a los extremos y el fanatismo; está en la calle, esperando a nadie y escuchando poco, solo con el deseo que sea mejor y diferente”.
Por: Freddy Serrano Díaz
Estratega Político