A pocos días de una elección, colapsan los medios digitales con información no verificada.
En la recta final de las contiendas políticas es habitual desatar información en perjuicio de personas para garantizar adeptos, una vieja táctica que a la vieja usanza, no funciona en un mundo sobresaturado de contenidos, el elector sabe que están tratando de engañarlo y utilizarlo.
Es simple, algunos desconfían y otros son escépticos hacia ciertas afirmaciones, es el resultado de experiencias negativas, falta de transparencia, desinformación, manipulación mediática, entre otros factores.
A pocos días de una elección, colapsan los medios digitales con información no verificada que se propaga y que, cierta o falsa, representa exceso de datos no confiables a los que les falta fuentes verificables y les sobra manipulación con fines políticos.
Es común que se intensifiquen los rumores y la desinformación con el objetivo de influir en la opinión pública, se llama “debilitar oponentes”: el asunto es que el indeciso lo sabe y el convencido lo confirma.
Desacreditar candidatos o difundir información falsa es tan común como un amanecer, es más, los ciudadano hoy verifican la información antes de creer en los rumores durante este período.
El placer para los convencidos se refiere a la satisfacción de los fanáticos aficionados cuando sus creencias o opiniones son confirmadas por experiencias que refuerzan su punto de vista.
“Si estaban pensando en un ataque sin reproche a pocas horas del día electoral, fallaron, ya no comen cuentos y votan por el que ellos quieren, no el que ustedes quieren”.
Por: Freddy Serrano Diaz – Estratega Político.