Esperar al que nunca va a llegar, escribir sin respuesta o gritar sin quien escuche, son situaciones comunes del hostil escenario político, ese del aguante ante problemas de comportamiento humano y no de ideologías.
“Me dejó en visto…”, así quedamos muchas veces los interlocutores de nuestros distinguidos líderes, esos que, tal vez por descuido, ven como inocuo dejarnos esperando como al Coronel que no tiene quien le escriba.
Para ser claros, el desinterés aleja a las personas porque crea una sensación de desconexión y ausencia de reciprocidad; hay distancia, falta de motivación para interactuar o mantener contacto.
Cuando alguien me deja en visto significa que ha leído pero no ha respondido; la excusa: distracción o que no ha encontrado la respuesta adecuada, y mañana se preguntan: ¿por que ya no me quieren?, ¿por que ya no me votan?, ¿por que ya no me escuchan?, usar los iconos grises, es ausencia de transparencia, el ego les hace creer que son superiores y nosotros, los electores, lo sabemos.
No me llames, yo te llamo; lo tuyo va bien; cuenta con eso; son expresiones parte del paisaje y que se han hecho recurrentes, promesas sin cumplir, ausencia de seriedad y dejar hablando solas a las personas; es decir oyen sin escuchar.
Nunca recuerdan el onomástico, no preguntan por personas afines, en términos generales son oportunistas que aparecen cada cuatro años, carecen de generación de confianza, les vemos como beneficiarios de privilegios personales.
“En visto”, es probable que muchos reciban una dosis masiva de lo que han dado cuando de nuevo retornen a las urnas.
Por: Freddy Serrano Díaz – Estratega Político