Dentro del Consejo de Seguridad, Duque se encontró con una sorpresa: Rusia, que en las anteriores sesiones referentes a Colombia se había alineado en lo fundamental con los otros miembros del Consejo, marcó claramente distancias en esta ocasión, evidenciando una vez más sus discrepancias geopolíticas con las otras potencias, exacerbadas tras la invasión de Ucrania por parte de fuerzas rusas.
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El embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, advirtió al tomar la palabra que “otros le van a decir bonitas palabras y evitar cuestiones peliagudas, pero nosotros decimos la verdad y no vamos a disimular nuestra cada vez mayor inquietud con el proceso de paz”.
Nebenzia dijo que los problemas son crecientes, y que el Gobierno de Colombia no es capaz de garantizar el descontrol del narcotráfico, la influencia de grupos criminales y los ataques contra los participantes en el proceso de paz.
“Se está destruyendo lo que el pueblo colombiano logró con tantos esfuerzos”, dijo Nebenzia, quien habló de “fracasos importantes”.
Ante las críticas rusas, Duque solicitó de nuevo la palabra y recordó que aceptaría “comentarios constructivos” pero no toleraría que “quienes hoy laceran a un pueblo inerte nos manden mensajes mientras cometen hechos fratricidas (…) ¿cómo vienen a hablar de paz quienes siembran la guerra y la desolación?”, dijo en referencia a la invasión rusa a Ucrania.
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Y por último, y en referencia a quienes piden sumar al Ejército de Liberación Nacional (ELN) al proceso de paz, Duque puso sus condiciones: “Solo abriremos una puerta al entendimiento para que liberen a todos los secuestrados y pongan fin a la violencia. Aceptar una aproximación a ellos manteniendo esos niveles de violencia sería inaceptable”, zanjó. Efe