Rodrigo Londoño: “El Gobierno se propuso hacer trizas la paz y no lo logró”

Foto: Archivo
Foto: Archivo

 “Presidente, yo sueño el quinto aniversario de la paz dándonos la mano ante el pueblo colombiano y ratificando que la paz va“, le dijo el último líder de la cúpula de las FARC, Rodrigo Londoño, a Iván Duque. Sin embargo, la fotografía no se dio y la antigua guerrilla lamenta la falta de compromiso del Gobierno con la implementación del acuerdo.

“Desafortunadamente los colombianos elegimos un presidente que fue avalado por un partido político que siempre se opuso a los acuerdos, que incluso en la campaña electoral dijeron que la meta era hacer trizas los acuerdos (…) Y en este quinto aniversario hay que decir que no lo lograron”, resalta el líder del ahora partido Comunes

Cinco años después de la firma que puso fin a más de medio siglo de conflicto, Londoño considera que fue “la mejor decisión que tomamos” y “un acierto que yo creo que nadie puede negar”.

Lea también:Rodrigo Londoño espera que llegue al poder alguien que haga cumplir los acuerdos de Paz

En los primeros años de esa firma en muchas regiones se “logró acariciar la paz” o al menos “la posibilidad de construir un futuro, construir patria en paz”, añade, pero la llegada del Gobierno de Duque nubló esas esperanzas.

“Eso cambia con el nuevo gobierno porque (…) empieza la estigmatización”, lamenta el exguerrillero.

Por eso ve fundamental parar la estigmatización. “Desde el Estado colombiano no se fomenta la reconciliación, lo contrario, más bien se utiliza la estigmatización lo que fomenta que haya las contradicciones y los choques entre colombianos”, dice.

En su argumentación, al exlíder de las FARC, de 62 años, se le olvida la palabra “reconciliación”. Se queda en silencio y asegura que se le ha ido de la boca, que hace mucho tiempo que no le pasaba.

Recomendamos leer:Rodrigo Granda afirmó que secuestrados hacían trabajos porque se sentían aburridos

También en estos cinco años, algunos de los líderes que negociaron en La Habana, como Iván Márquez o Jesús Santrich, volvieron a las armas. “No son disidentes, son desertores del proceso”, insiste Londoño, quien asegura que no ha intentado ponerse en contacto con sus excompañeros.

“Aquí nos quedamos los más y los mejores y eso (la deserción) no tiene futuro; no son banderas políticas, su naturaleza, su aspiración es otra y no tiene futuro”, sentencia.

FOTO FRUSTRADA

Londoño lamenta que la vez que Duque le llamó para sentarse a conversar no fue “la conversación íntima, de tú a tú” que él esperaba.

Le preguntó sobre este aniversario, el último en el mandato de Duque, y él lo imaginó reviviendo esa fotografía histórica, del expresidente Juan Manuel Santos estrechándole la mano. Todos sonriendo orgullosos.

Le puede interesar:Santos afirmó que el presidente Duque se está convirtiendo en un gran promotor de los acuerdos de paz

“No fue posible ponernos de acuerdo para construir algo conjunto en función de este quinto aniversario porque ellos siempre con esa cosa de la ‘paz con legalidad'”, dice en referencia al programa del Gobierno para la implementación del acuerdo.

“¿Qué quiere decir eso? -continúa- ¿Que la paz anterior era ilegal? Parece un sofisma con el cual ocultan su concepción de que no están por la paz, sino que siguen fomentando la guerra como forma de conducir y forma de gobernar”.

PERDÓN A MEDIAS

Pero a la cúpula de las FARC -que próximamente recibirá las primeras condenas de la justicia transicional por su responsabilidad en los secuestros de miles de personas- también se les ha criticado la hipocresía.

En estos años se han puesto frente a las víctimas y les han mirado a la cara casi sin inmutarse, sin lágrimas y pidiendo un perdón que a muchos les sonó vacío.

Recomendamos leer:Emilio Archila: “Un solo desmovilizado de las FARC asesinado es demasiado”

Eso es complejo, de cómo usted mide si es sentido o no es sentido”, dice en su defensa Londoño, quien incide en que en su caso sí que lo fue.

Empezó a darse cuenta de las heridas que habían causado cuando llegó a La Habana para las negociaciones. Y ahora, si se volviera a repetir, “jamás tendría yo el secuestro como una forma de financiación” porque lo ve “antiético”.

Sin embargo, justifica, que cuando estaba en el conflicto “esa dinámica de la guerra no le permite a uno reflexionar”.