La captura del narcotraficante más buscado de Colombia probablemente tendrá poco efecto en el tráfico del mayor productor mundial de cocaína, ya que varios de sus lugartenientes esperan reemplazarlo en el poderoso Clan del Golfo, dijeron expertos.
Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, considerado como el narcotraficante más poderoso del país, fue capturado el sábado en una zona selvática de Urabá, en el departamento de Antioquia, poniendo fin a una persecución de siete años por tierra, aire, mar y ríos, una operación en la que participaron 500 efectivos de Fuerzas Especiales y 22 helicópteros.
El Clan, que está presente en cerca de un tercio del territorio colombiano y cuenta con unos 3.800 miembros, tiene capacidad para producir y exportar cientos de toneladas de cocaína al año, principalmente a Estados Unidos y Europa, según fuentes de seguridad.
Con Úsuga tras las rejas y con la prioridad de Colombia de extraditarlo a Estados Unidos, los radares de la Policía y de las Fuerzas Militares apuntan ahora a los lugartenientes que podrían reemplazarlo para mantener en operación de la organización.
Pero analistas advirtieron que la captura y posible entrega a Estados Unidos de alias “Otoniel”, de 50 años, no significa el fin del narcotráfico, de la violencia ni del Clan del Golfo, una organización que en el pasado sufrió importantes golpes con las muertes y capturas de otros líderes, pero que logró reorganizarse y mantener su imperio criminal.
Wilmer Giraldo Quiroz, alias “Siopas”; Jobanis de Jesús Ávila, alias “Chiquito Malo”; José Gonzalo Sánchez, alias “Gonzalito” y Orozman Osten Blanco, alias “Rodrigo Flechas”, aparecen en un organigrama de los servicios de inteligencia como posibles sucesores de Otoniel.
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“La captura de alias Otoniel no va a cambiar el problema del narcotráfico como la muerte de Pablo Escobar en su momento no acabó el narcotráfico”, dijo a Reuters el consultor de seguridad y defensa John Marulanda.
Además de combatir y desarticular a las organizaciones, se requieren soluciones integrales que deben incluir la fumigación aérea de los extensos cultivos de hoja de coca, la materia prima de la cocaína, afirmó Marulanda. Reuters