El cineasta mexicano Alfonso Cuarón declaró hoy su amor por el cine italiano y por las películas, directores y actores que le marcaron en su carrera, como Ettore Scola o Marcello Mastroianni, en un encuentro con el público en la Fiesta del Cine de Roma.
“Parece que todo es fácil para Mastroianni. Es uno de estos actores que sientes que es tu amigo y que lo conoces inmediatamente”, dijo sobre el protagonista de “La dolce vita” (1960) o “Matrimonio all’italiana” (1964), uno de sus “actores favoritos de toda la historia del cine”.
A través de doce escenas de películas seleccionadas por él mismo, el oscarizado director de “Gravity” (2013) o “Roma” (2018) mostró su amplio conocimiento y amor por el cine italiano, que calificó como “fértil, vastísimo y muy diverso”.
La primera película italiana que vio fue “El ladrón de bicicletas” (1948), de Vittorio De Sica, una noche que sus padres lo dejaron solo en casa junto a su primo, recordó.
Cuarón no se quedó solo en nombres evidentes, como Federico Fellini, “importante” para él y “para todo cineasta que verdaderamente sea cineasta”, sino que se adentró también en el cine mudo, con “L’uomo meccanico” (1921), del francés André Deed, y en cintas actuales, como “Miele” (2013), de Valeria Golino, y “Lazzaro Felice” (2018) de Alice Rohrwacher.
De esta última señaló su búsqueda de “la bondad de la humanidad” y su “preocupación por el dolor social”, así como la inocencia del joven Lazzaro, quien no es consciente de su efecto mesiánico en los demás.
Respecto a Fellini, el cineasta mexicano contó que el viento que usó para la dramática escena de la playa de “Roma” (2018) era el mismo que el de películas como “La dolce vita” o “Amarcord” (1973).
Cuarón dedicó palabras de elogio a otros directores clásicos, como Ettore Scola, los hermanos Taviani, Mario Monicelli o Pier Paolo Pasolini, y a otros contemporáneos, como Michelangelo Frammartino, cuya película “Le quattro volte” (2010) le parece “una de las más importante de este siglo”.
Por otro lado, el director reflexionó sobre la influencia de la ideología en el cine.
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Para él, las ideas de un artista pueden estar presentes en su obra, siempre que esta no se convierta en mera propaganda, y de hecho defendió que un creador “debe ser un reflejo de sus convicciones”.
“Amo a Virginia Woolf, pero era una aristócrata clasista”, soltó entre risas, como ejemplo de que se puede admirar a artistas con opiniones contrarias a las propias. Efe