El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, visitaron este sábado la sede del Pentágono, uno de los objetivos de los atentados del 11-S hace veinte años, y rindieron un solemne homenaje a las víctimas de ese ataque.
Después de asistir por la mañana al acto en la zona cero de Nueva York y de depositar una corona de flores en el campo de Shanksville (Pensilvania), donde se estrelló otro de los aviones, Biden y la primera dama, Jill, llegaron por la tarde a la sede del Departamento de Defensa, en Arlington (Virginia).
Allí les esperaban Harris y su esposo, Doug Emhoff, que se dirigieron junto a ellos a una corona de flores dispuesta en honor a las 184 personas que perdieron la vida cuando el vuelo 77 de American Airlines impactó contra la fachada occidental del Pentágono hace veinte años.
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Ninguno de ellos hizo declaraciones, pero los cuatro se tomaron las manos y hablaron entre ellos frente a la corona de flores.
Después, se dirigieron hacia una placa con los nombres de las víctimas del ataque al Pentágono, acompañados por el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, y el jefe del Estado Mayor conjunto, el general Mark Milley.
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El del Pentágono fue el segundo peor ataque terrorista que se había producido hasta entonces en suelo estadounidense, solo por detrás del que se produjo menos de una hora antes en las Torres Gemelas.
Las 64 personas que viajaban en el avión y otras 120 que trabajaban en el Departamento de Defensa murieron cuando ese avión se estrelló contra uno de los cinco costados del icónico edificio, a una velocidad de 855 kilómetros por hora.
En una ceremonia en memoria de las víctimas del Pentágono por la mañana, el secretario de Defensa recalcó: “Es nuestra responsabilidad recordar. Y es nuestro deber defender nuestra democracia”. EFE