Manifestantes de la favela de Jacarezinho se dieron cita este viernes frente a las instalaciones de la Policía Civil de Río de Janeiro para pedir justicia por las 25 vidas segadas la víspera en un violento operativo policial contra la banda de delincuentes que domina esa deprimida favela carioca.
La acción de los uniformados se llevó a cabo en momentos en que este tipo de acciones están restringidas en Río de Janeiro y fue la más letal en la historia de la emblemática ciudad brasileña.
“Eso no fue una operación de inteligencia. Fue una completa masacre que forma parte del genocidio que está en curso en nuestro país y principalmente en nuestro estado”, aseguró a EFE Giovanna Almeida, una estudiante de 22 años que se juntó a los manifestantes.
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El operativo, que contó con la participación de unos 200 uniformados y tuvo una duración de nueve horas, fue calificado de “exitoso” por la Policía Civil, que negó las acusaciones de abusos y afirmó que la acción -que tenía por objetivo desmontar una banda de narcotraficantes que reclutaba menores de edad para acciones criminales- fue planificada, autorizada y supervisada por el Ministerio Público.
Los datos oficiales señalan que un policía perdió la vida minutos después de recibir un impacto en la cabeza al comienzo de la operación y que 24 sospechosos (que los comisarios no calificaron como simples sospechosos sino como probados pistoleros) fallecieron durante el operativo en la favela de Jacarezinho.
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No obstante, habitantes de la favela que fueron testigos de los hechos aseguran que los presuntos delincuentes fueron “asesinados” dentro de las viviendas y sin oponer resistencia.
“Las personas murieron sentadas, murieron dentro de casas. Las imágenes son esclarecedoras y por la dirección de la sangre se ve que no hubo intercambio de tiros. Hubo ejecución, hubo asesinato”, dijo Milena Santos, otra estudiante que participó en la protesta.
Cargados con carteles que decían “Paren de matarnos” y “Las vidas negras importan”, unos 70 manifestantes madrugaron a pedir justicia frente a las instalaciones de la Policía y posteriormente se desplazaron a la favela de Jacarezinho, donde pusieron velas y flores en los sitios donde se registraron las muertes. Unos 50 policías armados acompañaron la protesta. EFE