Todas las miradas en Colombia se dirigen a la ciudad de Cali, que en el sexto día de protestas contra la ya retirada reforma fiscal del Gobierno vive momentos de incertidumbre por la violencia policial, los disturbios y los bloqueos, que están provocando desabastecimiento de alimentos y combustibles.
Las manifestaciones en Cali, se han realizado simultáneamente en diferentes zonas, principalmente en las salidas de la ciudad, a donde llegan a diario miles de personas a expresar además su disconformidad con la violencia policial que ha dejado allí un número indeterminado de muertos desde el miércoles pasado.
“Ya se ha derramado demasiada sangre aquí en Cali, en el país, necesitamos que se vaya el presidente”, dice a Efe Maritza, nombre ficticio de una mujer que prefiere no revelar su verdadero nombre por temor.
Según la Defensoría del Pueblo, la violencia asociada a las protestas deja al menos 19 muertos en toda Colombia, así como 254 civiles y 457 policías heridos, pero otras fuentes, como la ONG Temblores, señalan que esas cifras se quedan cortas y aseguran que hay 26 víctimas mortales por la brutalidad policial.
“¡Nos están matando! Nos están tirando a los cañaduzales, queremos justicia para nuestro país”, asegura la mujer, que achaca los crímenes a la brutalidad policial.
Y es que según el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, solo en las últimas horas fueron asesinados dos jóvenes durante las protesta e incluso uno de ellos, Nicolás Guerrero, era hijo de un primo suyo.
Lo que se conoce hasta el momento de este caso es que el joven fue asesinado durante un enfrentamiento entre manifestantes y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía cuando estaban realizando una “velatón”, un caso que ya está siendo investigado por las autoridades. Efe