Después de casi 16 años, Néstor Julio Rodríguez Rúa, exagente del ESMAD, fue condenado a 17 años y 4 meses de prisión, por el asesinato de Nicolás Neira, de 15 años.
El hecho ocurrió durante las movilizaciones del Primero de Mayo de 2005 por el Día del Trabajo en el centro de la ciudad, donde como patrullero Rodríguez disparó la granada de gas lacrimógeno que ocasionó la muerte del menor de edad.
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Según la Fiscalía, este “fallo condenatorio respaldó argumentos de una fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos sobre la actuación irregular del uniformado adscrito al Escuadrón Móvil Antidisturbios. Se ordenó su captura para el cumplimiento efectivo de la pena.”
La funcionaria judicial declaró al uniformado responsable del delito de homicidio en la modalidad de dolo eventual y ordenó su captura para que cumple la condena en centro carcelario. Asimismo “le impuso una inhabilidad para el ejercicio de funciones públicas por el mismo tiempo de la pena”, señaló el ente acusador.
El artefacto que ocasionó la muerte de Nicolás Neira fue un arma conocida como gaseador o truflay, la cual accionó sin orden previa de sus superiores. El menor murió cinco días después del impacto, producto del trauma craneoencefálico a causa del disparo.