El Gobierno búlgaro ha anunciado este viernes que dejará de vacunar con el fármaco AstraZeneca hasta que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) garantice que no hay riesgo en su uso, después de varios casos de muerte o graves efectos secundarios en algunos países.
“Se va a suspender su aplicación hasta que recibamos un escrito de la EMA que contenga un diagnóstico claro y confirmado que diga que se puede administrar la vacuna de AstraZeneca”, anunció el primer ministro búlgaro, el populista de derechas Boiko Borisov, en un mensaje a las autoridades sanitarias.
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Los responsables sanitarios llevaban varios días afirmando que no había intención de dejar de usar ese medicamento, al no haber indicios de su peligrosidad, después de la polémica por la muerte o enfermedad de varias personas en distintos países tras recibir el fármaco.
Angel Kunchev, el jefe del servicio de inspección sanitaria, aseguró hoy mismo que Bulgaria ha inoculado ya más del 90 % de las 31.200 dosis del lote de vacunas AstraZeneca que ha sido retirado de la circulación en Austria después de que una mujer muriera por problemas circulatorios diez días después de haberla recibido.
La Agencia de Medicamentos del país ha asegurado también que los efectos secundarios detectados en esta partida fueron menores que los de otro lotes.
La suspensión del uso de AstraZeneca es especialmente problemática en Bulgaria, un país que ha apostado principalmente por este fármaco y al que los problemas de distribución, junto al escepticismo de la población, han convertido en una de las naciones que más lentamente está inoculando.
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Hasta el momento, sólo el 4,45 % de la población ha recibido al menos una dosis, menos de la mitad que la media de la Unión Europea.
Dinamarca y Noruega han suspendido temporalmente la vacunación con este medicamento, mientras que países como Italia, Austria o Luxemburgo han dejado en suspenso el uso de algunos lotes concretos.