Foto: Efe
A sus 85 años y con una guerra –la de Corea– a sus espaldas, Chen Jixian no puede evitar emocionarse al recordar, casi un año después, las calamidades que sufrió su ciudad, Wuhan, donde surgió una enfermedad, la covid, que dejó allí 3.869 fallecidos, según las estadísticas oficiales.
Chen visita hoy ‘La gente primero, la vida primero’, una triunfal exposición en el palacio de congresos de la ciudad centrada en los logros del Partido Comunista de China (PCCh) en su lucha contra la pandemia así como en los sacrificios que realizaron en Wuhan el personal sanitario, los militares o los voluntarios para detener el imparable avance del coronavirus.
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“No me salen las palabras. Lo que pasó aquí fue muy duro y no sabía si quería enfrentarme a ello”, dice Chen, visiblemente emocionado, antes de levantar la mirada y afirmar que “el virus se derrotó” porque “el pueblo chino es capaz de superar las dificultades con perseverancia y valentía”.
Su relato no está muy alejado de las “conclusiones” formuladas en un panel al final de la exposición, donde se recalca que “China supera los obstáculos y marcha hacia adelante”. También se adelanta que “nadie ni nada podrá evitar que su pueblo consiga una vida mejor”.
“China es estupenda y el partido también. Es para estar orgulloso”, remata el veterano, entre lágrimas, ante una de las enormes banderas del país asiático que se exhiben en la muestra.
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La muestra apela al patriotismo y su narrativa se centra en la respuesta del país al brote, pero obvia cómo se originó, la gestión gubernamental en los primeros tiempos o por qué la covid comenzó a propagarse de manera masiva en el mercado local de Huanan.
Y tan sólo hay una fotografía del oftalmólogo Li Wenliang, reprendido por advertir sobre la enfermedad, y ninguna mención al recuento de fallecidos en la ciudad, que en abril sumó, de un día para otro, 1.290 defunciones extra hasta llegar a las 3.869 oficiales debido a “retrasos, omisiones y errores”, según dijeron entonces las autoridades. Efe