Los chinos optan por operarse el pene para alargar su autoestima

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De los “cientos” de operaciones de penes que el doctor Tian Long practicó el pasado año en el hospital pequinés de Chaoyang, quizá la más atípica fue una que se salió de la norma del joven chino en la treintena.

“Recientemente operé a un anciano de 76 años que había empezado a salir con una chica joven y quería complacerla”, reconoce Tian.

Consolidado el desarrollo económico y con un sector sanitario privado pujante, cada vez son más los chinos, de toda edad y condición, que optan por operarse el pene como una forma de dejar atrás sus complejos y mejorar su autoestima. 

“La sociedad china es mucho más abierta ahora que antaño y los hombres ya no sienten vergüenza por someterse a este tipo de operaciones”, afirma a Efe el doctor Tian, del departamento de Andrología del Hospital Chaoyang de Pekín.

En los últimos años, la confluencia de factores como el progreso económico, los avances en el campo de la medicina y el aumento del número de hospitales privados ha provocado un auge sin precedentes de este tipo de intervenciones en el país asiático.

De hecho, según Tian, hoy por hoy China ya ha superado a Brasil como la primera potencia mundial en estética fálica, con una cifra de cirugías que supera las 10.000 al año, prácticamente el doble que hace una década.

Aunque no todos los chinos acuden al quirófano por el mismo motivo: a los complejos derivados de un tamaño inferior al deseado se suman el fenómeno del “pene oculto”, la deformidad genital y los traumas asociados a problemas como la disfunción eréctil y la eyaculación precoz, puntualiza Zhang Zhichao, de la Universidad de Pekín. 

“La cirugía plástica sólo restaura la apariencia a través del alargamiento, engrosamiento o corrección de la curvatura del pene, y la herida se cura en apenas una semana. Un mes después, los pacientes ya pueden volver a tener relaciones sexuales”, manifiesta el profesor Zhang. 

También difieren la complejidad de las cirugías: desde los entre diez y treinta minutos que dura una circuncisión -la operación más frecuente-, hasta las más de diez horas por una reconstrucción completa; mientras que los alargamientos y engrosamientos suelen prolongarse durante dos horas. 

Con todo, la presión social y el creciente número de clínicas ha disparado la demanda entre personas que no necesitan este tipo de cirugías, cuyo coste ronda los 15.000 yuanes (unos 2.230 dólares o 1.900 euros).

“Sólo los pacientes con pene pequeño congénito, malformación genital, traumas y enfermedades pueden someterse a estas operaciones”, aclara Zhang, que añade que este tipo de intervenciones deben reducirse. 

En este sentido, desde el Hospital de Chaoyang han impulsado un comité de gestión de salud sanitaria, encargado de fijar los límites para cada operación y que “pone especial atención” en la supervisión de los hospitales privados. 

“Creo que todavía nos queda trabajo por hacer, debido a la excesiva publicidad de las operaciones de cirugía estética”, admite Tian Long. 

Por otro lado, muchos hombres en China confunden la cirugía estética, orientada a ensalzar y mejorar las prestaciones del órgano viril, con aquellos tratamientos dedicados a tratar la impotencia o la eyaculación precoz, lo que provoca malentendidos bastante desagradables. 

“Antes de practicar la cirugía, los pacientes deben ser muy claros sobre cuál es su propósito, ya que la cirugía plástica no puede tratar la disfunción eréctil”, comenta Zhang, que subraya que una evaluación psicológica es fundamental para determinar si es o no necesaria una operación de estas características. 

Sobre si esta tendencia se mantendrá con el paso de los años, el profesor Zhang tiene claro que sí, que las cirugías de penes aumentarán, “porque a todo el mundo le gusta la belleza”. 

Un punto con el que coincide el doctor Tian, que el año pasado impulsó con el resto de sus compañeros de departamento un seminario para “entrenar” a profesionales de la medicina sobre cómo proceder en estas operaciones de cirugía estética, y que volverá a repetirse este 2019.

“Con estos seminarios buscamos que los cirujanos obtengan tanto la tecnología como las competencias necesarias para operar con garantías”, asevera Tian, sobre un entrenamiento que, subraya, “no es para cualquier doctor novato”. Efe