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El noruego Lucas Braathen protagonizó la gran sorpresa del fin de semana al convertirse este domingo en el primer líder de la Copa del Mundo de esquí alpino. Nacido hace 20 años en Hokksund, el nórdico ganó el gigante de Sölden (Austria), que abrió la competición masculina del deporte rey invernal.
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Braathen, hijo de brasileña, ‘pinchó’ literalmente la burbuja de Sölden. Donde, un día después de que las mujeres inaugurasen la Copa del Mundo, los chicos disputaron su primera carrera sin público en toda la historia del torneo. Resuelta a favor del noruego, triunfal por delante de los suizos Marc Odermatt y Gino Caviezel: el hermano menor de Mauro; que, al igual que el ganador, también subió por primera vez al cajón de una prueba de la competición de la regularidad en Sölden.
Nadie en su sano juicio hubiese apostado por este podio, sólo 24 horas después de que la italiana Marta Bassino se convirtiera en la primera líder al ganar el gigante femenino. En el que relegó al segundo puesto a su compatriota Federica Brignone, última ganadora de la general y que defiende título en la Copa de la disciplina; con un resultado bastante más lógico, en una prueba en la que la eslovaca Petra Vlhova acabó tercera.
Esta vez con sol y no con el cielo encapotado, como el sábado, Braathen celebró a lo grande su puesta de largo. Con una victoria que forjó, sobre todo, gracias al segundo tiempo que marcó en la segunda manga, en la que mejoró cuatro posiciones el ya de por sí sorprendente quinto puesto que había logrado en la primera.
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Braathen llegará líder, dentro de un mes, a la siguiente prueba -también en Austria: el gigante paralelo de Zürs/Lech (Vorarlberg)- de una temporada en la que, por culpa de la pandemia, se cancelaron todas las pruebas que habitualmente se disputan entre noviembre y diciembre en Norteamérica. EFE