Foto: Archivo particular
Definitivamente nos enfrentamos a múltiples estímulos que nos afectan de diferentes formas, han coincidido eventos que han impactado en nuestros sentimientos y nuestra tranquilidad de forma significativa. Esta información fue compartida por miembros de la Aseguradora de Riesgos Laborales (ARL), Positiva.
Por un lado, enfrentar la crisis sanitaria como un evento nuevo, masivo, peligroso, amenazante para todos; mientras que por otro, la existencia real del riesgo a enfermar, de perder la salud, el temor a que nuestras familias, amigos y conocidos enfermen, y se suma uno más, las medidas restrictivas tomadas por el Gobierno en cuanto al aislamiento preventivo; generando sentimientos adicionales asociados a la pérdida, porque así sea de forma temporal o transitoria, hemos perdido libertad, movilidad, espacio.
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Este impacto sobre el mecanismo del sueño, aunque existen muchos otros, se encuentra dentro de los efectos que comúnmente conocemos como insomnio, el cual en palabras sencillas, es un trastorno tanto en cantidad como en calidad del sueño que tenemos, es decir, dificultad para conciliar el sueño al momento de ir a la cama, así como el despertarse frecuentemente durante el período de descanso.
Estos efectos, sin duda derivados de permanecer en un estado de ansiedad, estrés, angustia, temor, se manifiesta en la pérdida del mecanismo del sueño, aumenta o potencializa sentimientos de disconfort, irritabilidad y baja tolerancia; emociones que sin duda pueden propiciar en nosotros y en nuestras familias, amigos y trabajo, conflictos y dificultades de relacionamiento, así como conductas agresivas y reactivas que incrementan problemas familiares y sociales en confinamiento.
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Por supuesto, aunque algunas veces la cotidianidad hace que subestimemos estos síntomas y los racionalicemos como efectos pasajeros o situacionales como el decir que fue una mala noche o un mal dormir; podemos identificar que se trata de algo más por la persistencia o continuidad de los síntomas asociados a la calidad y cantidad de sueño.
Lo anterior se convierte en un indicador o un signo de alarma que genere sospecha que se trata de un trastorno del sueño y por tanto es necesario generar acciones de autocuidado y hábitos saludables que permitan un buen descanso, pero sobretodo regular las emociones y pensamientos irracionales y tóxicos que influyen directamente sobre nuestra tranquilidad y la posibilidad de generar un adecuado mecanismo del sueño.
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Las recomendaciones en torno a los hábitos antes de dormir, que nos entregan ahora son:
- No tomar sustancias activantes
- Tomar una cena ligera y no consumir carnes o granos
- Esperar una o dos horas después de comer para ir a la cama
- Hacer ejercicio, esto ayuda a generar un patrón de desgaste normal para activar el mecanismo del sueño
- Evitar siestas en el día
- Evitar consumir medicamentos a menos que sean prescritos médicamente
- Generar una disciplina en los horarios de sueño
- Si no se consigue conciliar el sueño en unos 15 minutos salir de la cama y relajarse en otro lugar para volver a la cama cuando aparezca el sueño.
- Oscurecer lo que más sea posible la habitación, evita la exposición a luz brillante, apaga el televisor.
- Mantener ambiente adecuado, silencioso y propicio para dormir
- Trabaja en mecanismos de relajación y respiración