Foto: Archivo
Hernán Giraldo, ex paramilitar quien fue captura y encerrado en una carcel de los Estados Unidos hace más de 10 años, a raíz de varios hechos de lesa humanidad como desplazamientos forzados, homicidios selectivos, masacres, delitos sexuales y hurtos, entre otros delitos, regresó a Colombia, lo que enciende las alarmas tanto de sus víctimas como de quienes saben los hechos que él habría llevado a cabo mientras fue comandante en jefe de el frente de la Sierra Nevada de Santa Marta.
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Por el momento, aunque no se sabe cual es el paso a seguir por la justicia colombiana, se teme que como en muchos casos anteriores, el exparamilitar deportado, señale que como ya cumplió una condena de más de ocho años en EE.UU, su pena en Colombia debe revalidarse para que no pague más años de cárcel.
El violador y exparamilitar, mejor conocido como “El Monstruo de la Sierra” o “El taladro”, que utilizaba este segundo pseudónimo por las razones criminales que lo unían con esta palabra, según el periódico El Tiempo, el hombre usaba este aparato (taladro) para torturar a sus víctimas, y así mismo se hacía llamar así por considerarse un gran depredador sexual de menores.
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“El Monstruo de la Sierra” es considerado como el mayor violador dentro de las filas de paramilitarismo, con casos que en un inicio, y gracias al testimonio de las víctimas, pasaron de ser 38 a mas de 100 casos de violencia, abusos y maltratos a mujeres y niñas los que se suman a los más de 700 actos dedesaparición forzada, asesinato y tortura.
El siguiente testimonio se encuentra en informe general del Grupo de Memoria Histórica, el cual acoge testimonios e historias de lo ocurrido con los actos delictivos tanto de violencia con la población colombiana, como en narcotrafico de los grupos de paramilitares. El testimonio a continuación se puede encontrar en la página 62 del escrito ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad.
No borraré de mi memoria esa niña de doce años, llevada a empujones, llorando por todo el camino, que subió a pie la Sierra hasta la finca donde su padre negociaba con “El Patrón”, su victimario, su virginidad, por 5 millones de pesos. Cuando llegó, la encerraron durante 15 días, rodeada de armados. Fue una cruel tortura. Daba gritos y alaridos de dolor cuando él se le acercaba a besarla, cuando tocaba su cuerpo con sus manos asesinas. Ella narraba con horror que era un viejo de 60 años asqueroso. Hoy esta mujer cuenta que a pesar del tiempo sigue sintiendo asco de su cuerpo y no ha podido olvidar las huellas de la guerra.
Hasta el momento la justicia colombiana no se ha pronunciado en este caso.