Foto: Facebook (Jaime González Colón)
Uno de los sucesos que Colombia no podrá borrar de sus recuerdos, fue el que se vivió el 27 de noviembre de 1989 cuando el avión Boeing 727-21 fue foco de un atentado que orquestó el Cartel de Medellín que mantuvo azotado de violencia al país; dicho episodio fue perpetrado en un vuelo que salía de Bogotá y tenía destino hacia Cali, sin embargo, mientras pasaba por el municipio de Soacha, Cundinamarca, explotó en los aires debido a una bomba que tenía en su interior.
La tormentosa situación, aparentemente iba dirigida hacia el candidato presidencial César Gaviria, quien logró librarse del atentado tras seguir los consejos de su esquema de seguridad que le habían recomendado no abordar este vuelo para el entonces lunes 27 de noviembre; sin embargo, los autores del incidente no conocieron de este cambio de planes y su accionar terminó produciendo una tragedia que cobró la vida de 110 personas, donde también se manejo la hipótesis de que la explosión tendría diferentes objetivos.
Tras el paso de tres décadas desde el momento del hecho, muchas son las quejas que presentan las víctimas indirectas que quedaron de dicho incidente, pues aseguran que varios informes alcanzaron a reportar que la explosión no habría sido causada por manos criminales, sino que fue una falla técnica que presentaba el avión que fue comprado a la aerolínea norteamericana Pan Am en 1975.
No obstante, en los 30 años que tiene este incidente, nunca se le pudo atribuir tal atrocidad al exjefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, quien sería abatido cuatro años después de la explosión; caso diferente para otros integrantes de este grupo, Carlos Mario Alzate Urquijo, alias “Arete” y Dandenis Muñoz Mosquera, alias “La Quica”, que sí aceptaron la responsabilidad en el suceso.